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El poder de la gratitud: un secreto para transformar personas y ambientes de trabajo

Foto del escritor: Fernanda SalazarFernanda Salazar

Las palabras amables son como la miel: dulces al alma y saludables para el cuerpo. Esto ha sido una realidad en mi vida en los últimos años. Antes mi personalidad era roja según el modelo de Carl Jung, es decir, era directa, dominante, orientada a la acción, autoritaria, buscando siempre resultados sin detenerme y pensar en mis compañeros de trabajo. 


Si trabajaste conmigo en esa época, en este momento te pido perdón, ya que ahora comprendo que como líderes ganamos más siendo agradecidos, empáticos y enfocados en las personas.


Ahora puedo decir que soy una mezcla entre amarillo (persuasiva, entusiasta, dinámicas, amigable y comunicativa) y verde (protectora, motivadora, paciente, preocupada por que las personas se sientan bien).


Pude observar cómo un simple “gracias” o  “me gustaría saber cómo estás” puede cambiar la dinámica de un equipo entero. 


La gratitud, a menudo subestimada en el ámbito corporativo, tiene un poder transformador que va más allá de las relaciones interpersonales. No solo fortalece vínculos, sino que también impulsa la productividad y crea un ambiente de trabajo más positivo y colaborativo.


McCullough en su investigación acerca de la gratitud en el 2004 indica que: las personas que obtienen puntuaciones altas en medidas de gratitud como rasgo afectivo tienden a experimentar un alto grado de satisfacción con la vida y efectos positivos como felicidad, vitalidad y esperanza. También experimentan niveles relativamente bajos de efectos negativos como resentimiento, depresión y envidia.



Créditos: Morvanic Lee (Unsplash)


¡¡EUREKA!! Eso es justo lo que los líderes queremos en nuestro equipo, menos problemas por resentimientos, depresión o envidia.


La gratitud como estrategia de liderazgo


Como líderes, estamos constantemente buscando formas de motivar a nuestros equipos, de inspirarlos a dar lo mejor de sí, después de la Pandemia vimos como toda nuestra base de prioridades se reestructuró y que ahora los incentivos más efectivos no tienen que ver con dinero o días libres, sino con el reconocimiento genuino de los esfuerzos individuales, balance vida trabajo y un ambiente laboral sano para nuestra salud mental. La gratitud, expresada de manera auténtica y oportuna, se convierte en una herramienta de liderazgo que nutre la moral y el compromiso de los empleados.


En mi experiencia, siempre que me he sentido valorada, escuchada y reconocida he sido más propensa a asumir desafíos, a colaborar entre equipos multiculturales, inclusive si no sabemos bien el idioma (que lo diga mi ex jefe, líder y amigo Marcos Sgarbi que entre Portugués, Español, Inglés y Portuñol, pudimos trabajar durante más de un año con un equipo en diversas partes del mundo logrando un impacto en la empresa)  y a superar obstáculos con una actitud positiva. Esto no solo mejora el rendimiento individual, sino que crea un ambiente donde las personas están más dispuestas a apoyarse mutuamente, fortaleciendo el espíritu de equipo.


La ciencia detrás de la gratitud


Según un estudio de la Universidad de Portland en el 2019 indica que: los empleados que reciben comentarios positivos son más saludables, trabajan más motivados y con mayor determinación. Esto a largo plazo hace que las personas logren un bienestar mental y emocional que impactará en su productividad y su rendimiento.


Además, la gratitud puede mejorar la percepción que los empleados tienen de su trabajo. Cuando los líderes reconocen los esfuerzos y logros de sus equipos, se genera un sentido de propósito y satisfacción que va más allá de la simple tarea diaria. Este sentido de propósito es crucial para mantener a los empleados motivados y comprometidos a largo plazo.


Créditos: StockCake


Construyendo una Cultura de Gratitud


Implementar la gratitud en el día a día de la empresa no requiere de grandes inversiones, sino de un cambio de mentalidad. Comienza con el liderazgo: cuando los ejecutivos y gerentes adoptan un enfoque agradecido, este se filtra hacia todos los niveles de la organización.


He aprendido que un simple hábito de comenzar reuniones reconociendo los logros recientes o enviando un mensaje de agradecimiento personalizado, puede tener un impacto significativo en el equipo. La clave está en la autenticidad; la gratitud debe ser genuina para que sea efectiva.


Una cultura de gratitud no solo beneficia a los empleados, sino que también se refleja en la percepción externa de la empresa. Las organizaciones que valoran y reconocen a su gente suelen atraer mejor talento y disfrutan de una mayor lealtad de parte de sus empleados.


Como líderes, tenemos el poder de moldear el ambiente en el que trabajamos y de influir en la experiencia laboral de quienes nos rodean. Incorporar la gratitud en nuestro estilo de liderazgo es una de las maneras más sencillas y efectivas de hacerlo. No subestimemos el poder de un “gracias”. A veces, esa simple palabra puede ser el catalizador de un cambio profundo y duradero en nuestra organización.


Invito a cada líder a reflexionar sobre cómo puede integrar la gratitud en su rutina diaria. Los beneficios, tanto a nivel personal como organizacional, son incalculables. Como alguien que ha visto de primera mano los efectos de la gratitud, puedo decir con confianza que este pequeño gesto tiene el poder de transformar no solo a las personas, sino también al ambiente en el que trabajamos.

Si no sabes por dónde comenzar con esto o cómo cambiar tu estilo de liderazgo en RARE te podemos ayudar, nos gustaría sentarnos a hablar contigo y ver cómo podemos apoyarte a ser un mejor líder y una mejor persona. ¡Escríbenos!

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