Como líderes se nos inculca la idea de que tenemos que ser fuertes y capaces de manejar todo lo que se nos presente. Se supone que debemos tener todas las respuestas y nunca mostrar debilidad, de lo contrario nuestro equipo nos puede perder el respeto, y eso “es lo peor que le puede pasar a un líder”. Créeme, hay cosas peores, por ejemplo, que tu equipo haga exactamente lo que le pediste, sabiendo que es una terrible idea con consecuencias catastróficas. El origen del problema es bien simple: como líderes no sabemos pedir ayuda.
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Analízalo, seguro no tienes problema con dar seguimiento, dar órdenes o hacer solicitudes sobre lo que los otros deberían estar haciendo, pero, ¿sabes pedir ayuda con respecto a tus responsabilidades y decisiones como líder? ¿Con quién discutes esos dilemas importantes que pueden tener impacto en muchas personas? ¿Quién te ayuda a ver los puntos ciegos que, como humanos, todos tenemos? ¿Tienes con quién compartir esa carga que conlleva tu posición? Exploremos un poco más el asunto.
Hay varias razones por las que a los líderes nos cuesta pedir ayuda, las principales son:
Queremos parecer superhéroes: Por ningún motivo queremos mostrarnos débiles o incompetentes, al contrario, queremos aprovechar cada oportunidad para que nos vean fuertes e independientes. Pedir ayuda puede hacernos sentir como si estuviéramos fallando, y creemos que eso no genera una buena imagen.
Nos da vergüenza admitir que no lo sabemos todo: Se supone que los líderes lo saben todo, ¿verdad? Así que admitir que no sabemos algo nos puede resultar inaceptable.
No sabemos a quién acudir: A veces, simplemente no sabemos a quién pedirle ayuda. No queremos molestar a nuestros colaboradores, y no estamos seguros de a quién más recurrir. En ocasiones acabamos acudiendo a nuestra pareja o amigos, sólo para darnos cuenta de que muy poco nos pueden ayudar, más allá de escucharnos empáticamente.
Sin embargo, pedir ayuda es una de las cosas más importantes que podemos hacer como líderes. Cuando solicitamos ayuda, demostramos que somos conscientes de nuestras limitaciones y que estamos en la disposición de aprender y crecer. También muestra que confiamos en los demás y que queremos trabajar en equipo.
¡Ayuda! ¿Cómo pido ayuda?
Hay varias cosas que podemos hacer para superar esta “dificultad”. La primera es cambiar nuestra forma de pensar sobre pedir ayuda. En lugar de verlo como un signo de debilidad, veámoslo como un signo de fuerza y madurez. Si todavía no puedes pedir ayuda directamente a otro humano te recomiendo encontrar recursos para “autoayudarte”, como lo son libros, cursos o talleres. Y si quieres dar el siguiente paso, busca personas de confianza con las que puedas hablar y que cuenten con las herramientas para ayudarte. Puede ser un coach, un mentor o un terapeuta.
Lo que yo hice fue buscar a un coach de negocios, tal cual lo cuento en el capítulo que escribí para el libro “Coaching y Liderazgo Ágil: Líderes que Inspiran”. En retrospectiva, me parece que es una de las mejores maneras de superar esta dificultad, identifiqué mis puntos ciegos, establecí metas claras, desarrollé estrategias para lograrlas, y en general, me ayudó a exponenciar mi liderazgo.
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Coaching y Liderazgo Ágil: Líderes que Inspiran, página 333.
¿Todavía no estás convencido de aprender a pedir ayuda como lo hacen los grandes líderes? Bueno, por último te voy a dar 6 razones qué te servirán para incorporar esta habilidad:
Mejorarás tu rendimiento y tomarás mejores decisiones: Cuando pedimos ayuda, aceleramos la ejecución de proyectos y obtenemos resultados más rápidos y efectivos. Colaborar nos permite integrar diversas perspectivas, lo que nos lleva a tomar decisiones más sólidas y a prevenir errores costosos. Al aprovechar al máximo los recursos disponibles, incluidos el conocimiento y la experiencia de expertos, estamos mejor equipados para enfrentar desafíos complejos.
Vas a exponenciar tu desarrollo personal y profesional, así como tu liderazgo: Al colaborar y buscar apoyo, fomentamos el desarrollo de nuevas habilidades y métodos de trabajo, contribuyendo a nuestro constante crecimiento. Este acto de humildad y madurez no solo nos enriquece a nivel personal y profesional, sino que también inspira respeto y lealtad en nuestro equipo. Reconocer que no lo sabemos todo abre la puerta a un aprendizaje continuo y a un desarrollo más integral.
Lograrás reducir tu nivel de estrés y podrás prevenir el agotamiento: Compartir responsabilidades y problemas reduce significativamente nuestra carga de estrés, mejorando nuestro bienestar y eficiencia en el trabajo. Esta práctica es esencial para prevenir el burnout, garantizando que podamos mantener un rendimiento sostenido a largo plazo. Al crear un entorno de trabajo más equilibrado, aumentamos la satisfacción laboral tanto nuestra como de nuestro equipo.
Fortalecerás la cultura organizacional y la moral de tu equipo: Cuando pedimos ayuda, demostramos confianza en nuestro equipo, lo que fortalece la moral y la unión. Este comportamiento positivo se refleja en una cultura organizacional que valora la colaboración y el apoyo mutuo, haciendo a nuestra organización más resiliente y capaz de superar desafíos juntos. Una cultura así promueve un entorno donde todos se sienten valorados y motivados a contribuir.
Fomentarás la innovación y la adaptabilidad: La colaboración y la solicitud de apoyo externo generan un entorno donde la innovación puede florecer, ya que compartimos ideas y exploramos soluciones creativas. Al pedir ayuda, nos volvemos más adaptables y respondemos de manera efectiva a cambios imprevistos y crisis. Al compartir responsabilidades de manera efectiva, incrementamos la productividad, permitiéndonos concentrarnos en estrategias de alto valor y en la innovación continua.
Lograrás construir redes sólidas y las aprovecharás al máximo: Pedir ayuda fortalece nuestras redes profesionales, creando oportunidades para nuevas colaboraciones y alianzas estratégicas. Estas redes no sólo son valiosas para el crecimiento del negocio, sino que también proporcionan diferentes perspectivas que pueden ser cruciales para la resolución de conflictos internos. Al tener acceso a una red de apoyo externa, enfrentamos desafíos con mayor confianza y recursos, beneficiando a toda nuestra organización.
Todos tenemos el potencial de ser grandes líderes, pero a veces necesitamos un poco de ayuda para llegar allí. Si quieres llevar tu liderazgo al siguiente nivel, te invito a que nos consideres para acompañarte en este proceso. Juntos, podemos trabajar en desarrollar tus habilidades de liderazgo, superar tus desafíos y lograr tus objetivos.
No tienes que hacer esto por tu cuenta, podemos acompañarte para llegar a donde quieres ir. Contáctanos hoy para agendar una sesión de exploración y descubrir juntos cómo podemos ayudarte.
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